Brasil abre la puerta a un gobierno de ultraderecha, tras 12 años del PT

Brasil inicia hoy una nueva etapa, con el primer presidente de ultraderecha que logra poner fin a cuatro victorias electorales consecutivas del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).

Jair Bolsonaro asume hoy, en medio de un despliegue de seguridad sin precedentes para este tipo de eventos -ante la amenaza de posibles atentados en su contra- y con la promesa de romper paradigmas en lo político, lo económico y lo social.

En el primer escenario, intentará devolver vida a la clase política sumida en el peor escándalo de corrupción de la historia que ha salpicado a casi todos países de América Latina: Odebrecht.

En el segundo, enfrentará una brecha fiscal que se extiende ya por cinco años y que está ávida de un paquete de reformas impulsado por el gobierno de Michel Temer, pero que no vio luz en el Congreso.

Y en el tercero, un escenario económico con 12 millones de desempleados, por sólo citar una de las carencias. 

Agenda del día

El cronograma está previsto que se desarrolle a partir de las 14:45 hora local (13:45 hora Chile) con un desfile del cortejo presidencial desde la Catedral Metropolitana de Brasilia hasta el Congreso. Sin embargo, pudiera ser cancelado considerando que el político fue apuñalado durante un mitin en plena campaña electoral que lo llevó a ser intervenido de emergencia y que lo regresará al quirófano a fines de este mes. 

A las 15:00 horas, Bolsonaro -de 63 años y del Partido Social Liberal (PSL)- tomará posesión a en una ceremonia en el Congreso Nacional acompañado del general Hamilton Mourão, quien será su vicepresidente.

Tras varios actos protocolares, que incluyen la entonación del Himno Nacional, el nuevo jefe de Estado irá al Palacio de Planalto en donde recibirá la banda presidencial del actual mandatario Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

Ahí ofrecerá su primer discurso a la nación como presidente de Brasil y procederá a la nominación de los ministros que lo acompañarán, en primera instancia, durante su gestión. Según medios locales, de las 22 carteras al menos siete serán lideradas por militares. 

También jurarán 27 gobernadores. Se espera que entre 250.000 y 500.000 personas acompañen el paso de Bolsonaro en las calles.

El excapitán de Ejército y congresista por siete períodos triunfó en las elecciones presidenciales de octubre de 2018 en medio de una ola de descontento contra la política imperante, y se convertirá en el primer presidente de extrema derecha de Brasil desde que la dictadura militar abrió paso al gobierno civil tres décadas atrás.

Respaldo empresarial

Los empresarios se muestran ansiosos por ver a Bolsonaro al mando del país junto a un equipo de economistas ortodoxos liderados por el banquero de inversión Paulo Guedes, quien ha prometido una acción rápida para poner bajo control el déficit presupuestario de Brasil.

Guedes planea vender tantas compañías estatales como sea posible en una privatización que proyecta podría recaudar eventualmente hasta US$ 257 mil millones de dólares para ayudar a restaurar las finanzas del gobierno.

La medida clave, sin embargo, para reducir el déficit y detener un peligros aumento de la deuda pública de Brasil será la reforma al costoso sistema de pensiones del país, la que se anticipa como el mayor de sus desafíos en el Congreso.

Escenario internacional

Bolsonaro planea realinear a Brasil en el plano internacional, alejándolo de naciones en desarrollo aliadas y acercándose a líderes occidentales, especialmente al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien envió al secretario de Estado Mike Pompeo a su toma de mando.

Como claro signo de un cambio diplomático, Bolsonaro pretende mover la embajada de Brasil en Israel desde Tel Aviv a Jerusalén, rompiendo con la tradición brasileña de apoyar una solución de dos estados para la disputa entre israelíes y palestinos.

El hasta hoy presidente electo prometió seguir el ejemplo de Trump y retirar a Brasil del Acuerdo de París para contener el cambio climático, un hecho que ha encendido las alarmas de grupos ambientalistas.

También lo han hecho sus planes de construir diques hidroeléctricos en el Amazonas y abrir a la minería reservas de pueblos indígenas que son considerados los últimos custodios de las de los bosques más grandes del mundo.